26 mayo, 2009

Primer estudio laberíntico


Una de las características primordiales del vanguardismo es la libertad de expresión que se distingue de manera peculiar en cada uno de los géneros artísticos en que se manifiesta. Se propone comenzar aquí con un brevísimo tránsito por la historia de la Vanguardia Cubana, vista desde el ámbito plástico o literario, con el objetivo de ir hallando nexos, vínculos y percepciones estimulantes que conformen un estudio ilimitado en el tiempo y dentro de este infinito laberinto.
Si bien es cierto que el trabajo del Grupo Minorista despertará en cierto modo a la intelectualidad cubana, éste culmina en el lapso 1927–1930 con el pleno auge del movimiento vanguardista en Cuba.
Componente fundamental del movimiento será la Revista de Avance y aunque tendrá inquietudes estéticas y literarias, las mismas se irán convirtiendo en preocupaciones ideológicas de la época. Comparada con la revista Cuba Contemporánea, también documento de estos años, posee sin dudas una perspectiva completamente diferente. La Revista de Avance partirá de los conflictos presentes de la vida cubana, los cuales a su vez, le servirán de coyuntura para incorporarse al ámbito universal con un espíritu contemporáneo. Los intercambios con Latinoamérica afirmarán en la revista una actitud arraigada dentro de la literatura cubana. Desde el principio el sentido enérgico de la revista y su propósito de recoger originalidad y cubanía traslucen en sus palabras iniciales “queremos movimiento, cambio, hasta en el nombre”.

Parecido a un manifiesto, típico documento de las vanguardias, se puede tomar como referencia el artículo Vanguardismo de Jorge Mañach. En el mismo, el autor realiza una interpretación de la categoría o concepto de vanguardia vista desde su tiempo:

"Ya he apuntado que decir “la innovación, la novedad, así sin más, equivale a posponer el problema con un vocablo. Porque enseguida cabe preguntar: ¿Y que tipo de novedad es ésta? ¿Novedad absoluta, relativa? ¿Novedad de esencia, o de formas? ¿Qué cosa es en fin de cuentas lo nuevo?....[...]" (1)
Vale la pena destacar, en relación con las instituciones de ese entonces, que desarrollan un determinado papel en la defensa de los postulados de la vanguardia, la Sociedad de Folklore Cubano fundada en 1923 con Fernando Ortiz como presidente y Emilio Roig de Leuchsenring como secretario, también contará con otros miembros, algunos de ellos integrantes del Grupo Minorista. La sociedad se encargará (hasta ahora nunca se había hecho) de recopilar leyendas de la tradición oral, romances, décimas, supersticiones y las varias costumbres subterráneas o mantenidas al margen por la cultura oficial. Su órgano de difusión será Archivos de Folklore Cubano (1924-1930). No se debe olvidar que Ortiz durante toda su vida de antropólogo, realiza una investigación etnográfica y analiza la lengua, los mitos, las variadas simbologías hasta confluir en 1940 en uno de sus mejores libros: Contrapunteo del tabaco y el azucar.
En 1923 también se fundó el Club Cubano de Bellas Artes que se une en 1930 con la Asociación de Pintores y Escultores para crear el Círculo de Bellas Artes, grupo eficaz y significativo que durará hasta 1968. La asociación organizará exposiciones de pintura donde participarán Victor Manuel , Carlos Enríquez, entre otros, fieles representantes todos de aquel arte llamado por primera vez: Arte Nuevo.

(1) Jorge Mañach, Vanguardismo, Revista de Avance, La Habana, 1927.
El artículo se encuentra divido en 3 partes: Vanguardismo, La fisionomía de la época, El imperativo temporal.

Por Ariadna García Espinosa
Fragmento de Investigaciones sobre Vanguardia Cubana.