30 mayo, 2009

Arte Nuevo

Con el Arte nuevo o "los modernos" como se hicieron llamar algunos pintores cubanos en los años 20, comienza una nueva corriente pictórica, en la que, no sólo se atribuye una nueva lectura en la percepción, sino que aparece un nuevo lenguaje en la comunicación con el espectador. Muchos de ellos ya habían salido de Cuba por una razón u otra pero vuelven a la isla con otra mirada, habiendo ya conocido las vanguardias europeas. Al regreso, poseen ese otro mundo plástico captado durante sus viajes. Con los modernos, puede hablarse de evolución pues la pintura captará una manera de sentir diferente y los fenómenos sociales remarcarán el carácter nacional. Esa nueva sensibilidad se encuentra en la actitud y en las imágenes de los nuevos creadores. Por su parte Marcelo Pogolotti al referirse a este proceso, escribe:

Los jóvenes pintores veníamos de diversas procedencias con el propósito doble de renovar la pintura y de interpretar, incluso descubrir, nuestro país, en lo que coincidíamos sin saberlo con la resurrección del sentimiento nacional. La ausencia no había enfriado el amor a nuestra tierra. La queríamos y anhelábamos expresar su alma con la máxima elocuencia de los medios pictóricos. Por eso nos negábamos a aplicar formulas disecadas e insulsas de un academicismo genérico y caduco que no respondía a nuestras premisas telúricas entre las cuales las primeras que saltaban a la vista eran la luz y el color.
(Marcelo Pogolotti, Nacimiento de la nueva pintura, en revista Islas, N° 2, vol. III, La Habana, 1961.)
En el Salón de Bellas Artes de 1925 llegan vientos de cambio. Carlos Enríquez participa con un cuadro que representa una muchacha sentada sobre la hierba. Víctor Manuel apenas regresado de Paris, exhibe una vista de esa ciudad y un retrato, mientras que Eduardo Abela envía un paisaje urbano completamente novedoso que representa las azoteas habaneras.
En 1927 sobresalen nuevamente en el Salón de Bellas Artes los envíos de Víctor Manuel y Carlos Enríquez pero la Revista de Avance, creada en este mismo año decide organizar por su cuenta una exposición con el nombre de Arte Nuevo – 1927. Vale la pena destacar que el vanguardismo cubano en las artes plásticas sostiene una fuerte vinculación con el literario. En este sentido la Revista de Avance se propone quebrar el aislamiento cultural y en ella confluyen todas las ideas estético-artísticas del momento.
El movimiento plástico denominado Generación del 27 comienza en la exposición organizada por Avance. Dos cuadros de Carlos Enríquez serán retirados de la misma por ser considerados escandalosos, pero a pesar de la reacción académica dicha exposición constituirá una verdadera metamorfosis plástica en su época:

(Martín Casanovas, Revista de Avance, Prólogo y Selección, Ed. Colección Orbita, La Habana, 1972.)
Fue en el campo de las artes plásticas que la proyección de Revista de Avance tuvo mayores alcances y penetración, dejando huellas más profundas y persistentes. La exposición de Arte Nuevo (del 7 al 31 de mayo de 1927, celebrada en la Asociación de Pintores y Escultores) ocasionó una violenta sacudida, y puede ser considerada como el comienzo, o si se quiere, el primer signo de una nueva era en la plástica cubana. Usando todas las armas, se enfrentaron el academismo y el vanguardismo, conscientes de que se libraba una batalla decisiva. Hoy el término “vanguardismo” peca de ambigüedad, por los confusionismos a que da lugar, pero en 1927 invitaba a la combatividad y sonaba a reto.
Los expositores fueron: Eduardo Abela, Rafael Blanco, María Capdevila, Gabriel Castaño, Carlos Enríquez, Víctor Manuel García, Antonio Gattorno, María Josefa Lamarque, José Hurtado de Mendoza, Luis López Méndez, Ramón Loy, Alice Neel, Amelia Peláez, Rebeca Peink de Rosado Ávila, Marcelo Pogolotti, Domingo Ravenet, Lorenzo Romero Arciaga, Alberto Segura y Adia M. Yunkers. No existía entre ellos un común denominador, pues cada quien seguía su propio camino, persiguiendo soluciones formales que, en su conjunto, caracterizábanse como una reacción antiacadémica. “Es posible - decía una “directriz” anticipándose a la exposición- “que con el tiempo queden algunos rezagos dentro de este grupo, y que tras la máscara del modernismo se esconda más de un emboscado. Andando será que quedarán atrás los que no puedan resistir la dureza de la marcha”. La crítica, fiel a las ideas y a los intereses burgueses, comentó la exposición, los más de los casos sarcásticamente, pero sus comentarios denunciaban claramente que el impacto había sido duro. Dos telas de Carlos Enríquez – desnudos femeninos las dos- que la directiva de la Asociación de Pintores y Escultores juzgó “excesivamente realistas” fueron bajadas de los muros [...]